domingo, 23 de enero de 2011

Repaso de árabe (cuaderno de ejercicios) Nivel básico e intermedio.

Guía de 122 ejercicios, con llaves de ejercicios, para estudiantes de nivel básico e intermedio. Matías Catalán está licenciado en Filología Árabe por la Universidad de Barcelona y en la actualidad ejerce de profesor de árabe en la Escuela Oficial de Idiomas de Palma. Su experiencia docente con alumnado de diferentes niveles de lengua le ha llevado a crear esta guía como un modo de repaso de los conocimientos adquiridos.
Autor: Matías Catalán
ISBN: 978-84-936682-1-1152
Edición en español
Precio del libro impreso: 20,00 €
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domingo, 16 de enero de 2011

Etapas y ceremonias de la vida -y de la muerte-

Los médicos andalusíes nos han dejado algunos datos sobre el cuidado de los niños que debía comenzar con la elección de la nodriza, cuyos requisitos eran: edad entre 20 y 30 años, temperamento adecuado y cuerpo nutrido y sano. La leche debía ser equilibrada: ni muy grasa ni muy floja, de color blanco, sabor dulce y compacta, sin grumos. El regimen dietético de las nodrizas  debía ser: rico en proteínas, azúcares y grasa, debían hacer ejercicio y tener buena disposición digestiva.
Al recién nacido, según ibn al Jatîb: 'En primer lugar, se le cortará el cordón umbilical a cuatro dedos de su origen, cosiéndolo con hilo de lana de excelente torcida y aplicándose sobre la zona de corte un corte empapado en aceite o espolvorear con drago y tragacanto o mirra.' A continuación debía ser lavado, e Ibn al Jatîb recomendaba una exploración del tronco, miembros y cabeza, comprobación de que podía orinar, juntar manos, aproximar rodillas, etc. Afirmaba que el niño debía ser destetado a los dos años. Por el, tambien conocemos que se hacían asientos especiales y juguetes para los niños. hasta los catorce años no se les sangraba, ni se les trataba con fármacos, salvo en casos de extrema gravedad. A los seis o siete años comenzaba con un maestro de lectura.  A los siete días de su nacimiento se le imponía nombre (si era varón el del abuelo paterno).
El primer acto social del niño como muslim era la circuncisión (y se consideraba un acto piadoso realizarla colectivamente, el niño de familia noble junto con otros de su mismo nivel o inferior). La comida festiva de la circuncisión -'idhâr- corría a cuenta del padre o del abuelo.
El último acto es su  muerte, funeral y entierro. Al morir, debía pronunciar la shahada, levantando el índice, testimoniando su fe monoteista.
El luto de los  omeyas fue blanco, el de los taifas, negro, el de los almohades, azul, el de los nazaríes granadinos oscuro (azul o negro, según al-Maqqari), pero Münzer dice que las mujeres granadinas lo llevaban blanco.
Los cementerios eran sencillos, extramuros, con árboles y jardines. Las tumbas humildes: una fosa estrecha, en que el cuerpo descansaba sobre el costado mirando hacia la Meca.
Cuando se trata de notables, suelen aparecen inscripciones funerarias. 
Las de reyes y algunos nobles, podían ser de mármol, presentar historias en epitafios en prosa, estar protegidas por templetes cubiertos por una cúpula.

fuente: El Islam en al-Andalus

Vestido y tocado en al-Andalus

VESTIDO
- la ropa interior -término de muy diferente significado al actual- se componía de:
- camisa -qami- de algodón o lino y unos zaragüelles -sarāwil-. Posiblemente la camisa preceda o de origen a la túnica larga de tela blanca: zihāra, en éste caso, la parte de arriba se cubría con una blusa -qilāba). Durante el buen tiempo, era la única utilizada, salvo en excepciones, sujetada por un cinturón o cordón. En invierno, se usaba una zamara de piel, normalmente de conejo o cordero, o un simple chaleco de piel de cordero -tašmir-.
En el medio urbano, para salir a la calle, las mujeres iban cubiertas con un manto, o envueltas en un amplio trozo de tela cuyos extremos se anudaban en la cabeza de modo distinto al que lo hacen los saris orientales. En el medio rural, se usaba la adorra -ad-durā'a- o camisa de algodón, la saya - shaya- o la aljuba -al-yubba- de estameña, las batas -batt- abiertas por arriba -ŷallabiya- o hasta abajo -ilhāma- y las almalafas -al-malhafa-.
La moda bagdadí, introducida en el reinado de , ‘Abd al-Rahmân II, influyó en la nobleza andalusí que adaptó su vestuario a los cambios de estación: los tres meses de verano, vestían de blanco con zahîras, y el resto del año con prendas de color, utilizando prendas de seda tupida -mualbaq- con mezcla de otras fibras (mulḥam) o de lana y seda (muḥarrar).
Los bereberes de las tropas califales y de al-Mansûr (s. X) introdujeron el albornoz de lana -al-burnūs- que antes solo era empleado por las mujeres de la nobleza cuando montaban en mula. Dicha prenda se extendió y enriqueció rápidamente, ya que en el 352/963 Al-akam II  regaló a Ordoño IV un albornoz de lana entretejida con hilo dorado. 
Estas prendas, posiblemente se pusieron de moda entre todas las clases sociales entre los siglos XII al XIV, al menos en ciertas ocasiones (miniaturas s. XIII, pinturas de la Alhambra, etc.) A mediados del s. XV aparece la marlota -mallāta- en uno de los relieves de la sillería del coro de la catedral de Toledo, Boabdil, último califa nazarí, la lleva bajo el amplio capellar.
TOCADO
Una evolución parecida se dio en el tocado. En el medio rural se conservó el tocado andalusí original: los hombres llevaban un casquete de fieltro -šašiya-  o un gorro de lana -kūfiya- ; las mujeres, un pañuelo de raso -lifāfa- sobre el cual se colocaba, bien una túnica -miqna'a- bien un pañolón -jimār- atado en la nuca, que cubría todo el rostro excepto los ojos.
Con la moda bagdadí, se introdujo el gorro iraquí alto y derecho -qalansuna- las mitras de terciopelo bordado con pedrería, en el caso de los varones, en el de las mujeres, utilizaban toquillas de brocado - tāqiya- y almacelas -al-muallayāt- .
Al parecer, el turbante -imāma- fue introducido también el siglo IX, pero en un principio fue tan solo utilizado por ulemas, alfaquíes y cadíes cordobeses.
En el siglo XI (1009) podemos ver en las pinturas de la Alhambra, turbantes inflados, casi esféricos, de cuyo centro a veces emergía un gorro alto y puntiagudo o en forma de tronco de cono.
Las mujeres siguieron utilizando tocas, toquillas y pañolones que, a veces, llegaban hasta la cintura y con los que se cubrían el rostro.
CALZADO
El calzado documentado es de 5 tipos:
- calzado casero y para el baño: sandalias de suela de madera sujetas con correas - qabqāb-
- calzado de verano, tales como chapines de madera y alpargatas de esparto y/o suela de corcho
- calzado de invierno: botines forrados de fieltro.
- calzado de viaje, caza, combate: a modo de botas altas de cuero,
- calzado de lujo: babuchas de tafilete de vivos colores con bordados de oro y plata y forro de seda.
ADEREZOS
No son muchas las alhajas -al-hāŷa- andalusíes conservadas, en las colecciones documentadas, las más destacadas son: las de Loja, garrucha y Bentaurique, en Almería,etc.
Se supone eran de factura y origen mozárabes, y con la moda bagdadí entraron la de estilo oriental. Se habla además, de cofres de marfil tallados en que se guardaban las alhajas e incluso los afeites. Entre las joyas aparecen: ajorcas - aš-šurkas- broches, colgantes, collares, medallones, hebillas, pendientes, sortijas y zarcillos. De oro, plata, perlas, esmeraldas, jacintos, lapizlázuli, rubíes, topacios y zafiros. Avempace - Ibn a'ig- procedía de una familia de orfebres, pues su nisba designaba a los joyeros.
fuente: El Islam en Al-Andalus, Miguel Cruz Fernández.