sábado, 7 de diciembre de 2013

La epigrafía arábiga y Rodrigo Amador de los Ríos

Junto con la arqueología, la gran especialidad de Rodrigo Amador de los Ríos es la epigrafía arábiga. Es indudable que la formación de Rodrigo estuvo condicionada desde su nacimiento por su erudita familia; y no es que fuera una obligación dedicarse al mundo de las artes pero la vocación se lleva en el interior, y el reflejo de su padre y su tío, así como el círculo de amistades que lo rodearon en su infancia le abrieron la curiosidad y el apetito por esa parte de la Historia de España defenestrada por las instituciones españolas. A ello, por supuesto, también contribuyó esa moda romántica por la Edad Media y por Oriente.
Aunque Rodrigo nacerá en Madrid, su formación académica la realizará en Granada, último reducto musulmán en España. Allí entra en contacto con los principales investigadores y eruditos del mundo árabe: D. Pascual de Gayangos, Simonet, Lafuente Alcántara, F. Fernández y González, entre otros.


Rodrigo que pronto se decantó por el estudio del arte musulmán realizó su carrera en Granada, licenciándose en la Facultad de Filosofía y Letras en 186833. Durante su etapa universitaria comenzó sus estudios de árabe, que le fueron impartidos por Simonet, Catedrático de la Universidad de Granada.
Tras su período granadino marcha a Madrid donde entra a formar parte del Cuerpo de Archiveros. A la vez comienza a dar clases en la Universidad Central de Madrid, donde entra en contacto directo con Pascual de Gayangos, Moreno Nieto y F. Fernández y González, que serán los precursores del Corpus Inscriptionum Hispaniae Muhammedanae.
A esa formación académica hay que añadir la familiar, tanto su padre José, como su tío Demetrio continúan sus investigaciones sobre el arte mudéjar y los monumentos musulmanes en tierras andaluzas. Esta influencia familiar junto al contacto directo con materiales en el Museo Arqueológico Nacional avivarán ese deseo por el arte musulmán, y en concreto por la epigrafía arábiga.
Su primera obra es las Inscripciones Árabes de Sevilla, publicadas en 1875. Para realizar el compendio se marchará durante una temporada a Sevilla, alojándose en casa de su tío Demetrio Amador de los Ríos, que por aquel entonces era Vicepresidentede la Comisión de Monumentos de la provincia de Sevilla. La obra fue pionera al recoger esas inscripciones contenidas en los edificios mudéjares. El estilo mudéjar había nacido hacía pocos años como estilo arquitectónico y artístico, siendo pioneros en su estudio su padre ysu tío. José, publicaría en 1859 la obra titulada El Arte Mudéjar, y Demetrio la obra Monumentos árabes y mudéjares de Sevilla, aún hoy inédita, y que sin duda sería la base de las Inscripciones publicadas por Rodrigo.
En 1880 se publicó su segundo gran compendio epigráfico, las Inscripciones Árabes de Córdoba. Siguió el mismo planteamiento que en las de Sevilla, añadiendo un estudio histórico-crítico de la Mezquita Aljama. Antes de la publicación de las Inscripciones Árabes de Córdoba, Rodrigo publica un pequeño artículo en el que recoge las inscripciones del Museo Arqueológico Nacional y la Real Academia de la Historia34, y un estudio epigráfico sobre la Lapida arábiga de la Puerta de las Palmas en la Catedral de Córdoba en 1875.
Todos estos primeros ensayos no fueron sino el primer intento de crear el Corpus Inscriptionum Hispaniae Muhammedanae. Así lo atestigua el propio Amador en su artículo sobre Epigrafía arábigo española: piedras prismáticas tumulares de Almería publicado en 1905. El estímulo de maestros como D. Pascual de Gayangos y D. Emilio Lafuente y Alcántara hizo germinar en el ánimo de Rodrigo y otros arabistas, seguir los pasos del eminente epigrafista latino Hübner y crear un corpus de inscripciones árabes de la península similar al Corpus Inscriptionum Latinarum. Sin embargo, el proyecto no llegó a buen puerto, y el barco se hundió antes de llegar a su destino:
“Pues en tal empresa nos atrevimos á poner la mira á la sazón, cuando la juventud nos sonreía. Los años han pasado: las contrariedades, los desengaños y las desilusiones han venido con ellos, echando por tierra propósitos tan amorosamente concebidos. Trabajos de otra índole han suscitado y solicitan de continuo y actualmente nuestra atención, llevándonos por distintos derroteros, y considerando que el empeño no debe estar reservado para nosotros, renunciamos hace tiempo a él, bien que no sin pena, con la esperanza de que no faltará algún día quien lo realice, con más éxito y mayor ventura.”35
El Ministro de Fomento se hizo eco de tan grandioso proyecto que en 1875 y 1877 confía una comisión a Rodrigo para realizar un estudio de las inscripciones conservadas en España, fruto de la cual fue la Memoria de algunas inscripciones arábigas de España y Portugal, publicada en 1883 por el Museo Arqueológico Nacional. El resultado de sus primeros ensayos fueron las publicacionesde las inscripciones de Sevilla en 1875 y de Córdoba en 1880. Comisionado por las Reales Ordenes de 8 de julio de 1875 y 30 de junio de 1877 para el reconocimiento y estudio de las inscripciones árabes de España y Portugal, Rodrigo se embarcó en un gran proyecto que le llevó por las distintas ciudades de la península en busca de las numerosas inscripciones que aún se conservaban de tiempos musulmanes.
Su pasión por la arqueología y por la epigrafía, le empuja con ilusión en esta nueva tarea, ya que en tan pocos lugares como en la península hay una abundante riqueza para las investigaciones arqueológicas, y en especial por lo que se refiere a epigrafía. Aunque es consciente del panorama de los estudios epigráficos, abundantes en la epigrafía latina y escasa en el musulmán, Rodrigo se plantea como finalidad y objetivo que el estudio de la epigrafía árabe ayude a aclarar los monumentos históricos confusos, engrandeciendo la Historia de España. Esa idea de universalidad histórica que le mueve le embarcará en un viaje sin retorno que le convertirá en el mejor epigrafista árabe de su tiempo.


Figura 9.- Portada de la Memoria acerca de algunas inscripciones arábigas de España y Portugal (1883).

source: http://www.arqueomurcia.com/revista/n2/articulo.php?id=9

lunes, 26 de agosto de 2013

La palabra Thé

¿De dónde viene la palabra "" ? 

Las hojas de té eran llamadas:  tcha, cha, tay et tee. La palabra viene de la palabra amoy (es un dialecto chino)  t'e
Cuando los navíos holandeses llegaron al puerto de Amoy, en la provincia china de Fuxian, las nombraron  thee en holandes, y ya que ellos fueron los primeros que las comercializaron en Europa, la palabra se reconvirtió a los distintos idiomas como sigue:
- tee en alemán, 
- te en italien, danés, noruego, sueco, húngaro y malayo
- té en espagnol, 
- tea en inglés, 
- thé en francés, 
- teja en letton, 
- tee en finlandés, 
- tey en tamoul,
- ta en coreano, 
- thay en cingalés, 
y Thea para los científicos.
La palabra mandarina cha:
- ch'a en cantonés 
- cha en portugués ( de cuando Portugal comerciaba con Macao ), 
idem en persa, japonés y hindi; 
Se transformó en  thay en árabe,  
- ja en tibetano,  
- chay en turco
y chai en ruso.

nota: en Marruecos se dice 'atai', del bereber.